El síndrome de
Asperger o trastorno de Asperger
Se diferencia del autismo infantil
temprano descrito por Kanner y de otras formas menos específicas en
que en el trastorno de Asperger no se observa retraso en el desarrollo del
lenguaje, y no existe una perturbación clínicamente significativa en su
adquisición. No hay retardo, por ejemplo en la edad en que aparecen las
primeras palabras y frases, aunque pueden existir particularidades cualitativas
(por ejemplo gramaticales) que llamen la atención, así como una preservación
generalizada de la inteligencia. Aunque la edad de aparición y detección
más frecuente se sitúa en la infancia temprana, muchas de las características
del trastorno se hacen notorias en fases más tardías del desarrollo, cuando las
habilidades de contacto social comienzan a desempeñar un papel más central en
la vida de la persona.
Etiología
Desde la primera descripción del síndrome, Hans Asperger notó la semejanza que
existía entre los niños afectados y sus padres. Desde entonces se ha reconocido
el carácter genético de la condición, aunque se desconocen los mecanismos
básicos. Aunque aún no se ha identificado ningún gen específico responsable, se
cree que hay múltiples factores que desempeñan un papel en la expresión génica del autismo, dada la variabilidad genética
observada en los niños con SA.
Tratamiento
El tratamiento de
elección para el SA se basa en una combinación de terapias dirigidas a los
síntomas centrales del trastorno, lo que incluye la pobreza de las capacidades
de comunicación y las rutinas obsesivas o repetitivas. Un programa de
tratamiento habitual suele incluir:
· Entrenamiento
en habilidades sociales, para lograr establecer interacciones
interpersonales más efectivas.
· Terapia
cognitivo-conductual para mejorar el manejo del
estrés relacionado con la ansiedad y las emociones
incontroladas, como asimismo para combatir los intereses obsesivos y la
aparición de las rutinas repetitivas.
· Terapia
farmacológica para el tratamiento de los trastornos que puedan coexistir
con el SA, como por ejemplo, el trastorno depresivo mayor o
el trastorno de ansiedad.
· Terapia
ocupacional o terapia física para el tratamiento de los déficits
en la integración sensorial y en la coordinación motriz.
· Intervenciones
relacionadas con la comunicación social; una forma concreta
de logopedia dirigida a la mejora de los
aspectos pragmáticos presentes en la conversación habitual.
· Entrenamiento
y apoyo familiar, especialmente para aquellas técnicas conductuales que se
deberán desarrollar en el entorno doméstico.

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